Tic-Tac Toc-Toc

domingo, abril 23, 2017








Me quedaría horas perdiendo el tiempo como si este no pasara, así no habría nada que perder y nada que ganar.

De esta manera la dichosa culpabilidad no me arrollaría al abismo en espiral en el que me sumerge.

Porque no sé nadar en él, tan solo ahogarme en las horas, los minutos y los segundos. Son peces que quiero atrapar pero se me escapan de las manos. Y me quedo con un nada, con un vacío hasta que de pronto me doy cuenta de que no es así.

Tengo en mis manos una estrella de mar que es tan solo el epicentro de un reloj donde no hay tic-tac, no hay prisa, no hay cuentas que valgan ni cifras a las que no hallas sentido alguno.

¿Qué es el tiempo sino una construcción de nuestra sociedad? Algo sobre valorado por encima de otros aspectos no tenidos en cuenta.

Llamadme risueña, filosofa, loca...

Pero lo es, resulta algo impuesto, algo que nos esclaviza, nos ata y nos asesina poco a poco. Y nos mata no solo porque envejecemos hasta el punto final de nuestra historia, no, sino porque lo hace con nuestro niño interno, ese que juega como si no existiera el tiempo. Porque en la dimensión de un infante no hay esa imposición adulta que aletarga nuestra existencia. Porque ellos no se rigen por las pautas del tiempo, el dinero ni esos defectos de la civilización moderna, crecida y fronteriza.

No.

Ellos viven y lo hacen con intensidad, sin sujeciones a cifras (¡ni calorías siquiera!), tan solo el aprendizaje, el juego, la diversión, la curiosidad, la inocencia, la imaginación, la creatividad, la energía y la vitalidad...

Si, todos esos diseños sociales hacen que exista una organización en la que todo fluya ordenadamente y de manera controlada, pero de forma tan imperiosa que nuestro sistema interno descodifica sus células hasta estresarnos y desear que llegue el viernes, las vacaciones, la jubilación o volver a ser unos niños...

Cuando en nuestro día a día podemos desconectarnos de ese reloj que hemos interiorizado tanto que parece que dentro nuestro se halle uno como si de otro órgano más se tratara.

Y está en tu cerebro.

Apágalo, olvídalo, deja de contar y vive y piensa y actúa como un niño...sácalo de paseo, déjalo mirar un atardecer sin prisa, date un largo baño, salta, baila y ríe...

Aprende y nunca dejes de hacerlo.

Puede que seamos adultos y no niños...pero yo creo que tan solo somos niños que han crecido.

No importa la edad.

Ni tu aspecto.

Cuando el niño llame, abrele la puerta.

Más toc-toc y menos tic-tac.
 
By: Láurea (All rigths reserved)








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