La aprendiz

sábado, septiembre 20, 2014


Aunque sus dedos no son de pianista,
si lo son de una escritora,
Y lo son de una mano trabajadora,
porque ama escribir
pero sabe que eso no le pemite sobrevivir.
O tal vez si, por eso no para,
tic tic tic,
es lo que escucho sin fin.
Son también unas manos frías,
que hallan una entraña de amor,
y entre ellas soporta su calor.
Son unas manos pequeñas, infantiles...
De dedos también pequeños y algunos retorcidos,
pero que en sus escritos te evoca paraísos,
o abismos... incluso te lleva al limbo, sin previo aviso.

Cuando sus dedos bailan por el teclado,
su mente no lo hace por su pasado,
ni divisa el futuro.
Aunque a veces siente apuro,
escribe y crea e intenta no pensar en todo.

La satisfacción es su fortuna
y la lucha su promesa a la luna.
Las estrellas le guían en las noches de insomnio,
cuando la posee un tedioso demonio.
Si los días son pesados,
se recuerda de su trato con los ancestros.

Pero ella tiene algo oscuro,
que resulta no obstante puro.
Ama las nubes y es amiga de tormentas,
la melancolía se une a esa fiesta.
Y escribe sobre las sombras,
nombra a la muerte, de belleza tenebrosa.

Es luz y oscuridad.
Es demencia junto a inteligencia.
Es sensibilidad atada a la indecencia.
Es bondad y en ocasiones, fatalidad.
Es ella, amante de palabras, aunque en su vocación es profesión, sin dar tiempo a veces para su devoción: escribir.

Ávida escritora,
Vampiresa de sangre negra,
Sed de tinta,
Adicta y variopinta.

En mi escondo una bohemia,
artista, poeta, escritora y novelista.



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