Moriré besando a Simon Snow, de Rainbow Rowell, es una novela diferente a lo que he leído hasta ahora, con un primer plano de fantasía (magos, vampiros y cenutrios sobretodo y en menor grado referencias a lobos de mar y hadas) mezclado con los propios de la adolescencia y sus amoríos y quebraderos de cabeza. Me falta que la autora dé más detalles de la Academia y alrededores en sí pero es amena. Muy fresca, divertida y desenfadada. Original a más no poder: los hechizos son frases hechas, jamás se me hubiera ocurrido. Engancha. Dan ganas de matar a Snow muchas veces, pero tiene algo que te enamora. Su amiga, Penelope, es una chica de armas tomar, la que lo guía por su caos. Agatha, su "novia", es una tonta, falsa y cursi. Baz, su arxienemigo, es una caja de sorpesas revestido con papel de regalo frío, duro y burlón... El final, para mí, deja mucho que desear en comparación con el resto de la historia. Aún así, lo recomiendo. NOTA: 7,5
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