Ni Sant Jordi (que culpa tienen los pobres Jordis...) ni na. Hoy los libros vuelan como pájaros por las calles (y por mi mente ya ni te digo).

Pero es inevitable: Hoy es un día en el que desde pequeños, aquí en Cataluña, nos han hablado de la leyenda de Sant Jordi i el drac (San Jordi o Jorge y el dragón), porque además de los libros, está toda la parafernalia de las rosas (hay rosas por todos lados) y de dicha leyenda, que vaya leyenda, leyenda que gira entorno a un dragón (víctima) y pasa esto:
Jordi lo mata porque quería comerse a la princesa (pues ese era su destino, el de ser comida...).
El pobre tenía hambre...y ella sería su primera víctima, después de otras más, elegidas al azar para acabar con el temor del pueblo y así saciar su hambre... (¿?)
Una vez muerto (y con el estomago vacío), Jordi huye aunque el rey, padre de la princesa tontaina, le pide que se case con ella...
Del dragón nacen rosas (eso es bonito) y es entonces cuando Jordi vuelve y cambia de idea y oooh. AMOR...

¿Amor?

¡Pobre dragón!

Además lo pintan como un monstruo horrendo, ¿perdona?. Será por las influencias de Eragon, Juego de Tronos (los dragones de Daenerys Targaryen), pero tengo debilidad por ellos...¡son magníficos, enormes y preciosos!

Ah, y no solo libros, rosas, dragones y princesas... también parecen querer reivindicar sus orígenes catalanes, demostrando que dicha leyenda es Made in Catalunya, así que: ¡banderas de Cataluña, izadas! (Eh, que no pretendo ofender, me encanta tener algo que sea nuestro y no Made in America, por ejemplo).
Lo que quiero decir es que está bien y todo en conjunto lo hacen bonito, alegre (al igual que la Navidad y etc), pero sé que en el fondo no es más que una llamada al consumismo, como si los demás días no hubiera rosas y libros.
Pero como me encantan los libros y soy medianamente consumista (pues me intento moderar), me he comprado libros (sonrisa de boba con baba incluida).

Ahí va el libro que me he comprado, junto con el que me compré en Media Markt y me hace mucha ilu enseñar:

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